Fe y Ciencia

En una importante revista europea se publicó un artículo: “Astrología: sí o no”. Se han hecho grandes estadísticas sobre si creer o no en la Astrología. A quienes nos preguntan si creemos en la Astrología, debemos responder:

– ¡No! ¡Lo acabamos de ver!

La astrología es una ciencia y no puede ser creída (objeto de creencia) hasta que sea conocida, observada y experimentada.

Así como un niño no puede creer en las matemáticas y necesita que se le enseñe gradualmente esta ciencia, no podemos negar la existencia y la importancia de la relación entre el hombre y el cosmos, entre la Creación y el Creador, hasta que la observemos y la estudiemos en profundidad.

Consideramos un peligro creer en ella (Astrología), porque creer nos hace aceptar fácilmente viejas supersticiones o interpretaciones desde un punto de vista fatalista, perjudicando el sentido de la responsabilidad y la iniciativa propia.

En aquella estadística referente a la Astrología, muchos hombres de fe declararon que para el cristiano convencido, la astrología no es necesaria, pues encuentra en su convicción la fuerza y ​​la luz necesarias.

Otros prelados declararon que la astrología unirá la ciencia y la fe, llevando a la ciencia materialista actual al callejón sin salida donde entró en la era del racionalismo.

La fe y la ciencia no pueden seguir peleándose y andando separadas, y solo quienes han profundizado en la astrología pueden apreciar su gran importancia en esta unión. El científico que conoce la astrología nunca más despertará en su juventud la duda. Porque, observando el maravilloso reloj de la Creación, comprenderéis que no hay reloj sin Relojero y que para este reloj siempre necesitamos de la Inteligencia Suprema del Creador.

El sacerdote que abre su mente a la ciencia y al conocimiento de la Astrología sabrá reconectar nuestros corazones con lo Alto, sin provocar los choques entre los estudios científicos y las convicciones dogmáticas.

La lección más hermosa en este sentido la recibí de mi madre.

Tenía una fe maravillosa. Fui educado en esta fe mística, pero la escuela, los estudios, las observaciones científicas crearon en mí la ansiedad de saber y, a través de la Astrología, llegué a comprender lo que la fe me había dado de niño. Sabía que mi madre tenía sus dudas sobre mi camino y cuando, después de años, la visité por última vez para despedirme de ella en esta vida, estaba en mis preocupaciones cómo hablarle, para que me entendiera, para que no viviera en los últimos momentos de su vida terrenal con ansiedad: ¿Volveré a encontrar a mi hija?”.

Entonces, traté de adaptarme a ella, a su forma de entender y, más tarde, demostrarle que mi trabajo como Astrólogo no era inútil y “pecado”, pidiéndole que me diera fechas de nacimiento de las personas que veía crecer y que estaban convencidos de su fe, y le expliqué cuál era la lucha interna, cuál era la Luz a la que debían apuntar, qué educación debían haber recibido.

Todavía puedo verla frente a mí, después de una noche de pruebas y pruebas con ella, con el cuerpo ya reducido, sentada en la cama, mirándome con ojos brillantes y luminosos: “¡Qué maravilla! ¡Ya es un poco tarde! Pero aún hay tiempo, ¡dime cómo estoy! «

.A la mañana siguiente era Navidad. Ella me llamó y me mostró cómo todo mi conocimiento era aún pequeño, frente a su fe:

“¡Ahora entiendo la historia de Navidad! Hay tres caminos que conducen a Jesús. Algunos vienen por el oído, son los pastores que siguen la voz de los ángeles. Otros, por sentir: Simón que sintió la presencia del Mesías ante él. Y el tercero son los Reyes Magos, que vienen por la ciencia. Pensé que la ciencia estaba en el camino equivocado, pero veo que conduce directamente a Él. «

Qué interpretación tan profunda e importante para todos los que tienen la Buena Voluntad comprender que aunque los caminos sean diferentes en las diferentes religiones, la meta, el fin a alcanzar es el mismo.

Los que vienen oyendo hablar son los que oyen hablar a sus sacerdotes y andan mansamente sin entender; los que vienen por la voz interna son los místicos que se entregan a lo que sienten; y el tercero, los que buscan el camino a través de la ciencia.

Pero ninguno de los tres debe detenerse en su camino, sino que debe avanzar para llegar al punto al que apuntan los tres caminos, y donde se unen.

Si existe el dicho de que “Poca filosofía nos separa de Dios y mucha filosofía conduce a Él”, también podemos decir que “Poca ciencia nos separa del Conocimiento y mucha ciencia nos hace Sabios”.

En cualquiera de los caminos que seguimos, necesitamos partir del Creer, llegar al Sentir y luego al Saber.

Los que sólo creen, no tienen verdadera fe. Necesita llegar a sentir, vivir y vibrar lo que se creía saber de la Eternidad.

Quien se basa en la ciencia necesita vivir, vibrar y profundizar en la ciencia y ella le dará la fe y la convicción de la Vida Eterna.

Que el lector, a través de este libro, obtenga convicción. La astrología es la ciencia que explica la vida, los sentimientos y las vibraciones que existen en nosotros mismos y a nuestro alrededor y nos facilita el liderazgo.

​De la fe ciega al conocimiento de la Eternidad y…

De la ciencia de la tierra a la fe en la vida eterna.

Emma de Mascheville

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