Despierto, Inquieto, Inconsciente
El Despertado
He hecho miles de estudios y hoy veo los horóscopos de las bisabuelas de las bisabuelas que estudié en el pasado. Lo que más me emociona y conmueve es este maravilloso reloj universal que les hace entender las leyes de la herencia. Hoy puedo decir algo que les tocará a ustedes confirmar y llevarlo más allá: si la Luna está hoy en un signo, los genes que corresponden a este biotipo son los más fuertes, fecundando las familias donde estos genes existen. Si hay concepción, el cuerpo físico del niño se desarrolla en el cuerpo materno con las características hereditarias de ese biotipo fecundado por la Luna. Nueve meses después, nace, en el momento en que asoma en el horizonte, el signo correspondiente a esta herencia genética.
Al nacer, esta forma física entra en la conciencia terrestre visible y humana. A medida que el niño desarrolla el uso de los cinco sentidos, sus cualidades se elevan al consciente (ascendente, activo y si recogemos sentidos que captan lo invisible al subconsciente (descendente, pasivo).
Al comienzo de la vida, estos todavía están equilibrados (ver arriba). De esta manera el eje fundamental se transformará en dos rayos, activo y pasivo; y de esta división se desarrolla el estado inquieto.
El Inquieto
Este estado nace de los repetidos choques entre las dos energías, ya veces se notan en el niño las energías del signo opuesto o de su Ascendente, porque lucha por no perder el equilibrio.
Pero la ley de la vida es esta: el niño nacido con Aries en el Ascendente nunca se convertirá en un líder capaz de imponer su personalidad, su independencia y sus energías creativas, si siempre tiene que preguntar qué quieren los demás o cómo debe actuar. Tu energía de Aries se manifiesta entonces en un comportamiento impaciente, obstinado o egoísta.
Los defectos, o lo que llamamos errores, no son causados por los signos, sino únicamente por el crecimiento de la vida y la aparente desconexión de los signos opuestos. Cuando los dos opuestos estén completamente desconectados, pasaremos del estado inquieto al estado inconsciente.
El Inconsciente
Todos pasamos por este estado oscuro. Entonces no sabemos de todas las energías cósmicas que hay en nosotros, y así surgen luchas, sufrimientos y errores.
Pero no hay error, pecado o desgracia. Solo existen las lecciones de vida que nos despiertan a la búsqueda de la luz, que es el estado inquieto de la vida, para alcanzar la madurez y el despertar de las energías latentes, logrando la autorrealización y la conciencia de nosotros mismos.
Con cada cortocircuito tenemos un relámpago, un atisbo de esa luz, y poco a poco llegamos a entender este mecanismo de las energías escondidas dentro de nosotros. Puedo aprender a usar una instalación eléctrica a través de las lecciones que me dan los choques, e incluso reparar mi plancha eléctrica sin necesidad de un electricista. Pero con el conocimiento de la electricidad podré instalar la luz mucho más rápido y sin tanto dolor. Este es el valor de la Astrología: el uso de las energías cósmicas bipolares en nosotros y en el universo entero.
De nada sirve la predicción, ni la advertencia, ni la profecía, si cada ser no es consciente de sí mismo.
El hombre en busca del espacio exterior debe ante todo conocer el espacio interior.
Tomemos el ejemplo de la planta: el ser humano es una semilla cósmica, su primer aliento es su siembra. Esta semilla debe dar fruto, pero el error es querer conocer el fruto antes de saber qué tipo de semilla es. Para dar este fruto, la semilla debe sembrarse en la tierra fría; tiene que dividirse para liberar la energía y la fuerza que contiene. Luego germina y aparentemente se pudre para asimilarse, y luego crece, florece, madura y finalmente da fruto.
Pero sin pasar por el estado #1, aparentemente pudriéndose y estropeándose, sin pasar por el estado #3, con toda su amargura y acidez, nunca alcanzará la dulzura del #4.
Hay entonces dos estudios a realizar:
1 – La vida en el hombre.
2- El hombre en la vida.
En Psicología solemos partir del número 2, observando al hombre en vida, según su manifestación y asimilación. En Astrología comenzamos el estudio con el número 1: la vida en el hombre, la semilla de la energía cósmica en él y el fruto que puede dar.
Entonces comprendemos que todos los eventos bipartitos, agrios y amargos, son los hechos de este crecimiento, y que a través del conocimiento podemos eliminar y aliviar el dolor de crecer.
El hombre es el mecanismo que hace que un momento cósmico no desaparezca, eternizándose, girando, irradiando nueva luz.
Y entonces comprendemos plenamente al Apóstol Pablo, cuando dice en la Carta a los Colosenses (Cap.1, ver.16):
“Todo fue creado por Él, para Él”.
Emma de Mascheville